15.8.12

El humo de tus cigarrillos me envuelve en la anacrónica impaciencia de tenerte cerca, de mirarte y redefinirme en tu mirada. Si el miedo fuera revocado y desterrado podría tal vez intentar renunciar a la insulsa fuerza que me personifica.
Tu, que no eres más que lo que veo.
Ojalá tus ojos renunciaran al espacio, ojalá tus manos renunciaran a la nada, ojalá tus pensamientos desviaran su atención a mi cabello y a mi piel. Porque te pienso mientras te extraño en la cercanía perpetua de la distancia, a pasos firmes y vacíos, públicos y falsos.
En la cercanía de lo interminable.
Temo por el tiempo, nuestro tiempo, él.,. tan insensato, jugando a las cogidas y las escondidas, descarado que arrebata risas, puños y censuras.
Temo...temo por que el arrepentimiento me consuma y me derrita, mientras absorbe mi memoria datos inexactos y difuminados.