25.3.12

El que nada espera o Él, que nada espera

Y qué si me enamoro de tu sombra?
Y qué si me enamoro de tus pies?
Cuando odio el sonido de tu risa
y el olor perfecto de tu piel.

Me atrae la incertidumbre que tu nombre me provoca
pero me espanta el sol naciente bajo la planta de tus pies
me concentro en el sin fin de tus sudores
y me pierdo en la eternidad de las perpetuas dudas.

Me carcome el tiempo la mirada
y vomito la luz de medianoche
sobre tu pecho agitado
y en el devenir de los deseos inconclusos.