18.1.14

Soñarte blanco en almohadas rosas, anhelando sonrisas sustitutas y dementes, perderte entre sudores y verdades, dudarte dueño o esclavo, dominante o sumiso. Adornarte, conocerte ojos en la oscuridad anhelantes, deseosos de la conclusión de sueños, de miradas imperfectas, de universos aduladores. Mientras ojos tristes solo ruegan, gratificante sentirse dios y diablo, sentirse oscuridad y luz, vacío y lleno, sentirte todo y nada, nada como el blanco o el verde, sentirte gato, estrella, luna o araña, ser todo. El tuyo.
Mirar cuerpos satisfechos en el limbo de la droga bebida y la realidad que asecha, el limbo de la calidez y la perdición, de la sangre bombeando corazones ajenos, limbo de azules y purpuras mezclados con rojos y naranjas, esos limbos donde los demonios se espantan y los ángeles respetan, donde solo se existe minuto por vez, limbo que se comparte con la ausencia y la presencia, divididos entre las angustias y sosiegos, comprendidos en términos perfectos de soluciones salinas, de cargas neutras y blancas como las almas que en paz y con prudencia abandonan la vida pasada que les precede.
Ganarte como premio, como amigo, como peso sobre la espalda que nos soporta a diario sobre otras, pesos desequilibrantes pero amados que condenan la existencia del presente que no muta y el futuro que no ocurre, mientras que solo puedo llorar la transformación de tu sentir por algo insólito y soñado, rogándole al verde que te haga algo más, que te convierta en uñas y carne, en desecho y lágrima, que te haga añorar la saliva y el cuerpo extranjero, que te obligue a soñar con eso que te sueña.
No extraviarse más que en venas verdes y miedos circundantes, abandonarse por ahí en los amores verdaderos y descuidarse en sus regazos.
Que no repose la mirada sobre suelos de inmundicia, no sea y pierda a su fugitiva que creyó perpetua, recuerdo de la eternidad pasante y el infinito sucesor.

8.1.14

Escupo en el amor que se profesa

Cuán fácil es odiarte amor, cuando se te ama tanto, cuan fácil es odiarte.
Eres tan predecible, tanto miedo me acorralaba.. el cotidiano vendría por nuestras almas y se las llevaría a la alcantarilla donde han estado durante tanto tiempo, esas alcantarillas tan tortuosas y de mal olor, donde todo es oscuro y solo suceden las luces una vez por mes. Siempre tan sucia, tan impropia, siempre tan honda. Allí es donde nuestras almas se encuentran y se aman untándose de odios y mentiras. yo nos saqué de esa alcantarilla y sabía que me arrepentiría de volver a ella y ahora lo hago, me arrepiento, estaba tan cegada con querer convivir contigo una vida real que caí en ella, en la oscuridad de nuevo, solo para permitirme hacerlo, hecho que tampoco sucedió, solo nos fuimos en un paseo introspectivo de tres días y tres noches llenas de sudor, gemidos, alcohol y sueños, pero no pudimos convivir porque siempre teníamos presente el tiempo, el tiempo que restaba para volver a la realidad.
Ahora te hablo desde aquí, desde nuestra realidad tan propia, tan sucia, tan odiada por mi amor. Tan amada por todo ese odio que puedo tenerte cada que me desprecias por rodearte de otros, cada que miras a otra chica cuando hago algo tan de corazón como llevarte a cenar, con un escote bellísimo que preferiste ignorar por mirar otras cosas por allí.  Eres poco merecedor de mi alma gris, eres un cualquiera,  otro pez en el agua, si, un pez que amo, pero un pez no muy distinto a otros, muchos podrían tener lo que yo quería, letras, inteligencia y tristeza en el corazón.. porqué serías especial tu?, por todo el daño y la porquería que defecas en mi. De que sirve amarte tanto, de que sirve estar tan enamorados si no puedes si quiera dejar de mirar a la chica de al lado por estar conmigo una noche..de que sirve si no puedes hablarme cariñosamente enfrente de otros como cuando estamos solos? de que sirve que yo intente amar toda esa porquería si lo único que hace es destruirme?..porque lo haces todo tan complicado? Eres mi perdición cariño, eres un hoyo hondo, pero no el más hondo, me dueles mucho, pero no lo suficiente.
Me dueles, me dueles más tú que tu ausencia.