A veces, cuando siento que te amo, te amo menos de lo que creí amarte,
a veces cuando siento que te odio, te amo más de lo que creí odiarte,
a veces cuando no siento nada, no siento nada y tu lo sientes todo,
a veces sentimos el estómago hecho trizas por las
cosquillas mortíferas que nos hacen desearnos hasta la muerte, hasta la cama,
hasta mañana.
El día se acaba y no hacemos nada aparte de mirarnos como
idiotas en la eternidad inexistente, en la perpetua insuficiencia del instante,
en la perdición de nuestra individualidad y nuestra fortaleza, en la escasez
de voluntad y nos hacemos esclavos de nuestros cuerpos, de nuestro amor,
de nuestro avaro y falso amor.
de nuestro avaro y falso amor.